Integra Educativa N° 21

En el ámbito educativo, es ambivalente el discurso de la sociedad de conocimiento y la tecnologización de la sociedad, por un lado existe un miedo a la innovación tecnológica y, por otro lado, otros plantean que la única forma de mejorar la educación es por medio de la tecnología. Es cierto que las tecnologías de información y comunicación se han introducido en las escuelas y terminan afectando los procesos de enseñanza y aprendizaje, los estudiantes están familiarizados con el internet, los teléfonos inteligentes, las tablets y una serie de recursos tecnológicos que utilizan de diversas maneras, aunque la mayor de las veces no con fines educativos, pero, consideramos que es una exageración depositar todas las esperanzas en instrumentos que pueden mejorar la educación, pero que no son decisivos, más todavía si las y los profesores no están capacitados para afrontar estos fenómenos. Así también, si bien es muy pronto para evaluar la implementación de programas Uno a Uno en donde se usa el concepto de “One laptop per child” (Una computadora por niño) en diversos países latinoamericanos y caribeños, consideramos que no existen las condiciones y componentes necesarios para que estos programas permitan mejorar la educación, sin mencionar que se promueve una dependencia y consumo tecnológica, aunque los casos son variados en los países. A pesar de estos elementos, lo cierto es que las tecnologías de información y comunicación están presente en las aulas y en los procesos educativos, ¿cómo entender esta relación?, ¿qué experiencias podemos tomar en cuenta?, ¿Cuáles son las actitudes, acciones e imaginarios de los actores involucrados en los procesos educativos?, ¿existen reales procesos de transformación?, estas cuestiones guían los diferentes artículos que presentamos en esta entrega de la revista Integra Educativa.